Caminaba tambaleandose, recargandose en cada poste
Como triste flor marchita ante el pleno sol de verano.
En su rostro se veía, como seña de tristeza
Una luz que no brillaba y se tragaba su alegría.
Caminaba sin sentido, sin amor, sin esperanza
Caminaba casi a gatas, arrastrandose sin caer.
Traía polvo en su chaqueta, suciedad en su figura
En sus manos, sostenía como garra de un ave
La botella, ya no llena, de su sabio elixir.
Lo veías y huías, asustado solo al verlo.
Pero yo, tan solo al verlo, vi su cara de dolor;
Murmuraba algunas cosas, que apenas se le entendían
Decía, “Amada, porque te fuiste”, repetía sin cesar.
Me dio tristeza al verlo y ver su cara llena de angustia.
Sentí piedad por ese hombre que existía sin vivir.
Se acercaba, casi a gatas, pero eso si, sin soltar
A esa triste botella, que vacía estaba ya.
Llego hasta mi y oí bien, decía palabras que callaban:
“Amada mía, te perdono, perdoname tu a mi.”
Le extendí un poco la mano, esperando algún regaño
Sorpresa mía al sentir, su mano como me agarraba.
Me dijo, “Gracias compañero,” y sentí su nueva fuerza
Se alzo del lodo, aun agarrado, y me vio a los ojos.
Vi piedad, vi enseñanza, pero lo que mas me sorprendió.
Sabiduría como fuerza, me hizo bajar la vista.
Entonces dijo, “Compañero, me voy, debo cargar con mi condena,
Recuerda y vive tu vida, en plena libertad y amor.
Yo fui feliz con mi esperanza, lo soy ahora con mi virtud.
Debo seguir con mi camino, tu sigue el tuyo y ya veras.”
Soltó mi mano y se fue, caminando ya erguido,
Con la botella, y la mugre pero ya con libertad
Pensé seguirlo mas no pude, quede inmóvil por un rato.
Alce la vista para buscarlo, jamas lo volví a ver.
Hoy se que era una amigo, que viajaba sin cesar.
Recuerdo esas palabras y me lleno de ilusión.
domingo, agosto 06, 2006
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